Lo primero sería definir inteligencia emocional. Para ello iremos a la fuente original, a los padres de la inteligencia emocional, sí, en plural, y no nos referimos a D.Goleman, aunque éste es quien popularizó el término o constructo a través de sus best sellers –como el de Inteligencia Emocional en 1995; nos referimos a Mayer y Salovey, que comenzaron muchos años antes a trabajar sobre dicho constructo. La definen como la capacidad de percibir, comprender, gestionar y utilizar emociones para facilitar el pensamiento, por lo tanto, sentir y actuar de forma más adecuada para nosotros y nuestro entorno relacional.

Los modelos que hoy se barajan para hablar de Inteligencia Emocional (en adelante, IE) se resumen en dos, con distintas propuestas de medición, entre las que destacan:

    1. Mayer-Salovey (1990) y la propuesta del test MSCEIT (Mayer, Salovey y Caruso Test de Inteligencia Emocional, 2000). Test adaptado al español por Extremera, Fernández-Berrocal y Salovey en 2006.
    2. Goleman (1995) que ve la IE como una variedad de competencias emocionales y sociales que contribuyen al desempeño y liderazgo.
  • Bar-On (1997) con su “Emotional Quotient Inventory (EQ-i): a test of emotional intelligence” que la describe como una serie de competencias, habilidades y comportamientos emocionales y sociales interrelacionados que impactan en un comportamiento inteligente (Bar-On, 2004).

Iniciativas que se pueden clasificar en dos tipos. La más frecuente la representan las pruebas psicométricas de tipo no cognitivo y de rasgo, dentro de la línea de Goleman y Bar-On, este tipo de test son los más frecuentes y se caracterizan en que no hay respuestas correctas o incorrectas, se busca determinar perfiles, rasgos cercanos a la personalidad emocional; un segundo son las de tipo cognitivo y de capacidad o habilidades, donde sí hay respuestas correctas o incorrectas, tipología de test representado por propuestas como la de MSCEIT.

Realizar un test del tipo que sea requiere de un trabajo importante de conceptualización, validez, fiabilidad y depuración. Nosotros llevamos empleando un test de tipo no cognitivo, de rasgo, llamado CGE_31, para determinar el perfil emocional en base a 31 factores que circulan por áreas vinculadas a la inteligencia emocional, como el autoconocimiento, el autocontrol, la motivación externa e interna, la empatía y las relaciones sociales. Test que hemos ido empleando en procesos de selección, en perfiles emocionales para multitud de cursos o talleres, entre otros contextos. En aproximadamente 2 meses el test estará en el mercado, disponible para profesionales –psicólogos, coachers, técnicos en selección y orientación profesional, educadores…


Desde el grupo Aptabel realizamos cursos sobre gestión y habilidades emocionales en base a nuestra prueba y otras complementarias como el MASCEIT.

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